La mesa es donde compartimos y comulgamos. Proporciona la arquitectura de ese espacio que nos une. Es un lugar de encuentro diario y también de fiestas y celebraciones. Iluminar la mesa se trata tanto de crear una atmósfera como de los materiales con los que se construyen la mesa y las sillas. De la intimidad a la convivencia, de las reuniones de negocios a los encuentros románticos, la luz crea experiencias, la luz es vida.
El espacio directamente encima de la mesa del comedor es una de las posibilidades, un vacío que exige luz. Si esa luz es una luminaria característica, entonces tiene un doble propósito, representa la reunión alrededor de una mesa e ilumina ese encuentro.
Cuando la mesa es el escenario de momentos inolvidables se requiere una iluminación especial. La comida es un lenguaje universal y la mesa del comedor es el escenario del teatro que es la comida. Conseguir el equilibrio adecuado entre ver y apreciar, pero sin saturar la mesa de luz, es un acto de equilibrio delicado.